LA ESENCIA DEL KARATE por Shigeo Nakazato

El Karate fue desarrollado en Okinawa, isla considerada el país de la cortesía y la cordialidad. Allí, desde la antigüedad, Karate fue denominado como el arte de los príncipes.
Pero ello no significa pasión por la guerra o el combate. El verdadero objetivo es lograr a través del adiestramiento físico, el perfeccionamiento espiritual. Como ya hemos dicho, su finalidad no es la de romper tablas ni derribar a un adversario con golpes.
Por el contrario, se afirma Karate ni sente nashi, expresión en japonés que significa que en Karate no existe el primer ataque. Esto es: siempre se debe respetar la justicia y la bondad, y únicamente en casos inevitables se debe reaccionar.
En Karate se enseña justicia y humanismo y que se debe actuar en circunstancias inevitables, cuando se hace necesario preservar esas virtudes Karate ni sente nashi es el principio fundamental para su práctica.
Karate, ¿el arte de la impetuosidad de la fuerza?
Al romper tablas, la fuerza del cuerpo se concentra en los puños y el acto se efectúa con toda la impetuosidad, lanzando un grito. Es incorrecto pensar que el Karate es impetuoso sólo por esta característica. Si fuese así, deberíamos aceptar que su práctica es sólo apropiado para personas físicamente fuertes y jóvenes.
Generalmente los hombres de avanzada edad, con persistente entrenamiento, poseen mayor vigor que los jóvenes. Esto es por que en Karate, más que la fuerza, prevalece el refinamiento espiritual mediante el constante entrenamiento y esto está presente en todos los actos que se hagan en Karate.
Texto extraído del libro Karate y Kobudo Okinawense de Shigeo Nakazato en la revista UrbaNikkei (Revista mensual de cultura japonesa en Argentina).