viernes, 11 de mayo de 2007

Un poco de historia...

Origen y desarrollo del Karate-Do
Al hablar de Karate y de su origen podemos considerar a éste como común al de todo género de lucha desarrollada en el mundo: la propia defensa para la supervivencia. En este afán de supervivencia, el que, unido al mayor grado de inteligencia, hace que el hombre copie la forma de batallar del resto de los animales, adaptándolas a su físico y perfeccionándolas técnicamente apoyado por un desarrollo intelectual más completo.
Prueba de ello tenemos en los signos más antiguos que simbolizan las técnicas básicas del Karate y que tienen como imagen a un animal: el tope del carnero, la zarpa del leopardo, la garra del águila o los sutiles movimientos y posiciones de la mantis religiosa no son sino símbolos de esta adaptación. Pero al fijar sus comienzos en el tiempo se hace muy difícil, debido a la importancia de la tradición oral que tiene dentro de la cultura oriental y la dilatada historia de sus civilizaciones, plenas de guerra y avatares, por lo que en la precisión histórica de un hecho evolutivo se confunde en la mayoría de las veces lo real con anecdótico. Esto unido al escaso conocimiento que del chino clásico o del japonés arcaico ha perdurado, ha hecho difícil la interpretación de los pocos documentos que sobre este tema han llegado ha nuestros días.
Así, si bien el origen del Karate se fija en China hacia el año 3000 a.c., el cuál a su vez recibió de la India, esta idea parece adaptarse más al orden cronológico de las civilizaciones que ha un verdadero conocimiento de su origen. Los únicos datos comprobables indican la existencia en China de unos géneros de lucha similares hacia el año 450 de nuestra Era, desde donde, siguiendo las normales vías de intercambio comercial y cultural, pasan al Japón y especialmente a las más cercanas islas de Okinawa hacia el año 600. Estos contactos iniciales perduran hasta el año 910, en cuyo momento Japón cierra sus fronteras y se sumerge en una edad media que alcanza hasta mediados del siglo XIX. Este prolongado aislamiento contribuye a crear un estilo propio y diferente a sus orígenes Chinos, especialmente en la isla de Okinawa.
De esta forma, manos, brazos, pies y, en general, todo el cuerpo se van transformando en armas apropiadas para su propia defensa. Sin embargo, a principios del siglo XX, vuelven a resurgir la Artes Marciales, y entre ellas el Karate, pero esta vez con un siglo diferente, abandonando un tanto la idea de autodefensa, para transformarse en una disciplina mental y corporal enraizada a la base espiritual Zen y a su sistema de enseñanza intuitiva.

Esta difusión inicial se reafirma cuando el gran maestro Gichin Funakoshi ofrece en Tokio en el año 1922 una exhibición ante una comisión del Ministerio de Educación, con un éxito tan completo que se decide la implantación del Karate como enseñanza normal dentro de las Universidades. Cabe igualmente atribuir al Maestro Funakoshi la paternidad del término Karate-Do, que refleja la esencia y contenido espiritual de esta disciplina.
Si analizamos los tres signos que lo forman, nos encontramos con uno de ellos, Do, común a todas las Artes Marciales, que significa la guía o el camino de una disciplina. Al descifrar el significado de los otros dos signos, Kara y Te, literalmente su traducción es "mano vacía", es decir, práctica sin armas, pero su real significado va más allá de la mera idea de "mano vacía" indicando al estudioso del Karate-Do el comportamiento moral que debe seguir, teniendo una mente vacía de egoísmo y maldad, para reaccionar adecuadamente ante cualquier hecho que pueda encontrar.

Estilo Shotokan
Fundó esta escuela el maestro okinawense Gichin Funakoshi y la simbolizó con la efigie del Tigre, para asociar sus estilo con fuerza y la bravura de este felino. Nació en Okinawa en 1869 y se le atribuye el mérito de ser el creador del karate moderno. Este arte, el Okinawa Te fue introducido al Japón por primera vez el año 1917 y, posteriormente, en 1922, por el maestro Funakoshi al acceder a visitar Tokio en virtud de una invitación hecha por el ministerio de Educación Nacional. Sus demostraciones despertaron tal entusiasmo, que le fue moral y prácticamente imposible regresar a su tierra natal.
Aunque las enseñanzas de Funakoshi no era el primer contacto con el arte marcial en Japón, fue el medio por el cual el Karate llegó ser de conocimiento nacional.
Fue necesario poner un nombre a su escuela. Sus alumnos esparcieron sus enseñanzas bajo el nombre de Shotokan, que etimológicamente significa "Escuela del Pino y de la Ola", nombre que permanece hoy día como el gran estilo en Japón. El Maestro Funakoshi fundó en 1936 el primer instituto de Karate en Japón, al que llamó Shotokan. Su práctica se difundió no sólo en Japón sino en el mundo entero, al punto que anualmente se celebran campeonatos con la participación de cultores de todo el mundo.

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