miércoles, 6 de agosto de 2008

Introduccion de Sensei Nakayama

En la última decada ( 1960-1977) hemos asistido a un gran incremento en la popularidad del karate-do en todo el mundo. Entre quienes se han sentido atraídos por él se encuentran estudiantes y profesores universitarios, artistas, hombres de negocios y funcionarios. Ha llegado a ser practicado por policías y miembros de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. En diversas universidades, cuyo número aumenta año en año, se ha convertido en materia obligatoria
Junto con el aumento de popularidad, ha habido ciertas interpretaciones y actuaciones desafortunadas y lamentables. Por un lado, el kárate se ha confundido con la lucha llamada de estilo chino, y su relación con el Te original de Okinawa no ha sido suficientemente entendida. Asimismo, hay personas que lo han considerado como un mero espectáculo, en el cual dos hombres se atacan el uno al otro salvajemente, o en el que los contrincantes contienden entre sí como si fuera una forma de boxeo en la que se emplean los pies, o en la que un hombre hace alarde de romper ladrillos u otros objetos duros con la cabeza, la mano o el pie.
SI EL KARATE SE PRACTICA UNICAMENTE COMO TECNICA DE COMBATE, SE TRATA DE ALGO LAMENTABLE. Las técnicas fundamentales han sido desarrolladas y perfeccionadas a lo largo de muchos años de estudio y práctica, pero para hacer cualquier uso efectivo de estas técnicas, EL ASPECTO ESPIRITUAL DE ESTE ARTE DE DEFENSA PERSONAL DEBE SER RECONOCIDO Y DESEMPEÑAR EL PAPEL IMPORTANTE. Me resulta gratificante ver que hay quienes entienden esto, quienes saben que el karate-do es un arte marcial puramente oriental, y que se entrenan con la actitud correcta.
Ser capaz de inflingir daños devastadores a un adversario con un golpe de puño o una sola patada (ikken hissatsu: "matar de un golpe") ha sido, efectivamente, el objetivo de este antiguo arte marcial okinawense. Pero incluso los practicantes de antaño hacían mayor hincapié en la PARTE ESPIRITUAL DE ESTE ARTE QUE EN LAS TECNICAS. La formación comprende el entrenamiento del cuerpo y del espíritu, y, por encima de todo lo demás, uno debe tratar a su adversario con cortesía y con el protocolo debido. No basta con entregarse al máximo en el combate; el objetivo real en karate-do es hacerlo porque resplandezca la justicia.
Gichin Funakoshi, un gran maestro de karate-do, señalaba repetidamente que el primer propósito de dedicarse al ejercicio de este arte es LA FORMACION DE UN ESPIRITU SUBLIME, UN ESPIRITU DE HUMILDAD. Simultáneamente,DEBE DESARROLLARSE LA POTENCIA SUFICIENTE PARA DESTRUIR A UN FEROZ ANIMAL SALVAJE CON UN SOLO GOLPE. Convertirse en un verdadero seguidor del karate-do sólo es posible cuando se logra la perfección en estos dos aspectos, uno espiritual y el otro físico.
El kárate como arte de defensa personal y el kárate como medio de mejorar y mantener la salud han exisistido desde hace mucho. ..

A las palabras de Sensei Nakayama, solo nos queda decir arigato Sensei
Continuaremos.......Osssssss

Lic. Juan Carlos Baena
Kinesiologo -Fisiatra
Presidente de la EAKS

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